Me gusta cuando todo se rompe y los pedazos se pierden en el oscuro y profundo futuro incierto,
porque entonces todo vuelve a nacer.
Escucho la pena cantarina en el alma, con risa de niño travieso, sus ojos dulces me miran, mi alma llora de felicidad.
La vida debe morir para volver a nacer, el nacimiento es la promesa de muerte, guirnalda que se marchita y florece , llanto y risa, perlas de un mismo collar, que adorna el cuello ahora tibio y terso, mañana inerte y ajado.
La promesa, broche que asoma en las entretelas de la vida y la muerte, uniendolas con su belleza, que asusta y alegra.
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